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Y la mujer creó el Cosmopolitan

Este texto forma parte de nuestro libro: Cocteles de Autor. Las Mezclas del un Barman Literario.

Este coctel tiene el color de los labios femeninos, lo tiñe la baya del arándano rojo y reúne en el borde de la copa los besos de Cheryl Cook, Madonna, Louise Ciccone, Candance Bushnell´s y su álter ego Carrie Bradshaw, la cabecilla del cuarteto de Sex and the City.

Las primeras noticias de esta mezcla neoyorkina con espíritu ruso (o polaco, según el vodka) datan del período de entreguerras, cuando el presidente Roosevelt acaba con la Ley Seca en Estados Unidos diciendo: “Creo que este sería un buen momento para tomar una cerveza” y los personajes de Dorothy Parker emergen enceguecidos de los sótanos clandestinos conocidos como speakeasy.

La prehistoria esbozada en Pioneers of Mixing at Elite Bars de 1934, ubica algo parecido a nuestro coctel en la misma época del Martini, del screwdriver o Destornillador y del Gimlet que comparten su base entre el vodka y la ginebra; no obstante, en la década de los años sesenta cuando la contracultura redefine las líneas del feminismo,
la mezcla aún no lleva el nombre que hoy lo identifica y si bien el jugo de arándano enlatado comienza a sustituir al sirope de frambuesa y al carmín, el producto apenas engancha a las consumidoras con su nombre: “Harpoon”.

Sorbos de Madonna

Una noche de 1996 renació el Cosmopolitan entre las nubes de Manhattan. Ocurrió en el Restaurante The Rainbow Room ubicado en un piso 65 del Rockefeller Center. El Rey mixólogo Dale DeGroff vio desplegarse una constelación presidida por Madonna que bajaba a brindar por los premios Grammy. Entonces el barman estrella de 48 años se miró al espejo, palmeó sus mejillas y se propuso seducir a la diva que entró a ritmo de bandoneón con su Globo de Oro y su aire de Evita Perón.

¿Qué hizo a continuación?

“Lo que hizo fue poner la cáscara de la naraja por encima de la copa, entre los dedos índice y pulgar. Puso la llama de un encendedor frente a la cáscara y la aplastó con los dedos. De esta forma, los aceites esenciales salieron de la cáscara y se quemaron cayendo al cóctel. Esto proporcionó un olor y un sabor completamente diferentes. Ahora ya solo le quedaba frotar la cáscara en el borde de la copa y servir el combinado”.
https://locatamos.com/el-coctel-cosmopolitan/

Madonna quedó encantada e hizo del Cosmo su coctel.

DeGroff había logrado su objetivo y no le importó revelar el origen:

El Cosmopolitan ya existía, lo creó Cheryl Cook, una camarera de Miami en los ochenta; yo lo que
hice fue mejorar la receta
”.

A Cheryl Cook le decían King Martini South Beach en el bar The Strand de Florida. Todo indica que
fue ella quien en 1985 tomó vodka como base, agregó jugo de lima Rose’s, licor de naranja y,
quizá pensando en los labios femeninos, le puso también jugo de arándano.

Para disfrutar mejor un Cosmopolitan, el barman catalán Javier de las Muelas recomienda escuchar
el álbum The Confessions Tour:

Es como beber a Madonna a sorbos”, afirmó.

El fuego de Candance

Aquella noche en que DeGroff exprime los aceites esenciales en los labios de Madonna, la columna de Candance Bushnell´s en el New York Observer cumple dos años cautivando a los lectores. Una mezcla de experiencia e intuición hace que la autora -una socialité que para entonces navegaba las aguas felices de su segunda juventud- se prepare para la fama que se le vendrá encima poco después, en 1997, al meter en un libro las entregas que narran, describen y liberan en el corazón de la metrópoli el universo crítico, sensual y divertido de Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda, las protagonistas de Sexo en la ciudad.

Bushnell’s, encantada, ofrece a sus personajes el emblema de la feminidad: un Cosmopolitan que los productores de la serie de HBO preparan con “hielo, vodka, Cointreau, un golpe de zumo de arándano y zumo de limón o lima”. Brindan por el éxito al inicio de una rueda de prensa y la escritora, motivada por el encanto del coctel, se despega de su doble (en la ficción Carrie Bradshaw, en la realidad Sarah Jessica Parker) y complace a los periodistas con esta respuesta:

El hombre pudo haber descubierto el fuego, pero la mujer descubrió como jugar con él”.

El juego incluye al arándano rojo diluido en el borde de las copas, un guiño de ojos y la paráfrasis de una historia que recuerda a la diva Brigitte Bardot: y así como Dios creó a la mujer, la mujer creó el Cosmopolitan.

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