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Un octeto criollo viajando con el vino en España (Parte I)

Siete amigos y un cómplice. Así fue el grupo de estreno del que formé parte en la gira “El Vino viaja por España”.

Desde el primer momento hubo empatía, calidez y, sobre todo, ganas de pasarla bien en el  aprender y descubrir el noreste de España de una manera distinta, visitando bodegas con propuestas inusuales y degustando a cada paso lo mejor de cada región en su gastronomía, de la mano de Mikel Aramburu, quien desde el inicio mostró su generosidad y propósito para hacer un viaje inolvidable.

Antes de adentrarnos en nuestro recorrido, que lo haré en cuatro entregas, es importante saber que en España hay 132 denominaciones de calidad diferenciadas en lo que a vino se refiere, repartidas en poco más de 18 comunidades autónomas. Este viaje solo rozó una parte de estas denominaciones, pero fueron representadas con nota sobresaliente por bodegas y viñedos cuya propuesta en vinos está dando que hablar en el mercado español y cuyo éxito comienza a sentirse en el mercado internacional.
Le convido a este recorrido y a maravillarse, tanto como nosotros, de lo descubierto a cada paso, y de refrendar con creces el “Axioma Gibbs”: aprender con disfrute.

PRIMERA PARADA: Ribera del Duero y la Tinta del País

Iniciamos nuestro periplo desde Madrid, rumbo a Roa, en el corazón de Ribera del Duero, donde además se encuentra la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen. Para nuestra sorpresa, un hermano de El Zorro nos esperaba: Guillermo de la Vega –el enólogo-; y María Jesús Calderón quienes nos dieron la bienvenida a Vinos de Rauda: lo que podría llamarse la primera cooperativa vitivinícola de la región, fundada en 1956.  En ella, confluyen un poco más de 100 viticultores distribuidos sobre una extensión de 230 hectáreas, donde se cultiva Tempranillo (98%) -la llamada Tinta del País – y Albillo (2%), una uva blanca que suele usarse en ensamblaje con uvas tintas para aportar matices aromáticos.

La diferencia de altitudes, suelos y orientaciones en el cultivo de las diferentes parcelas, obliga a separar las vendimias entre 5 y 6 categorías en campo. Tras una segunda selección de las uvas en mesa, se dividen y procesan de acuerdo con los tipos de vino que se elaborarán. Rauda comercializa desde vinos de mesa hasta vinos de autor.

Nosotros tuvimos la dicha de catar cinco de sus vinos, incluyendo el de autor: MUSAI de Tinto ROA, un 100% Tempranillo de cuidada selección, envejecido durante 15 meses en barrica de roble francés (70%) y americano (30%) de primer año. Un vino envolvente en boca, de capa alta, con aromas a especies y tabaco. ¡Memorable!

Luego, nos dirigimos a Bodegas y Viñedos Valderiz, donde “seríamos tocados por la luna”. Un viñedo familiar que hasta 1998, no se arriesgó a tener su propia bodega y lo hizo de la mano de Telmo Rodríguez – “l’enfant terrible” del vino español -. La familia Esteban es considerada como una de los precursoras de la agricultura ecológica en Ribera del Duero, con intención de llevar estas prácticas más allá y empezar a hacer viticultura biodinámica: en algunas parcelas ya se hace así. Ricardo Esteban – nuestro anfitrión – nos mostró las instalaciones que fueron diseñadas para evitar en lo posible el “sufrimiento” de la uva, considerando maceraciones prolongadas en frío y solo el uso de levaduras autóctonas.

En el viñedo, con una extensión de 95 hectáreas, se cosecha Tempranillo (95%) y Albillo (5%), y se producen 350.000 botellas anuales, aproximadamente, a través de sus dos líneas de vino: Valderiz y Valdehermoso. Catamos todas las propuestas actuales de ambas líneas. Puedo decir, que me maravilló que fuesen profusos en información en las etiquetas, que son la primera entrada de cualquier consumidor a un producto. Tan solo en De Chiripa 2016, no hay ese detalle, pero a nosotros nos cautivó el nombre y lo probamos pensando que había sido elaborado “por casualidad”. Con grata sorpresa descubrimos que es un vino de autor, considerado el vino más personal de los hermanos Esteban, puesto que ha sido dedicado a su madre: Inmaculada Cristóbal, nieta del Tío Chiripa. ¡Para traérselo en maleta!

Para almorzar, nos fuimos a Asados Nazareno, cuya propuesta gastronómica es propia de la zona: morcilla, langostinos al ajillo, lechazo al horno de leña, cuajada y tarta de hojaldre; por supuesto acompañado con vino de Ribera, que en este caso fue de Bodegas Valderiz. Todo fue una delicia, pero en especial la Morcilla de Aranda, cuya composición difiere un poco del resto de las morcillas de Burgos: debe contener 50% de sangre de lechazo. ¡Repetible!

Siguiendo nuestro camino llegamos a Burgos: una ciudad que destaca por su arquitectura medieval y es famosa por la Catedral de Santa María, patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Aquí, pernoctaríamos, pero… visitar España y no de ir de tapas, es como ir al Museo del Prado y no ver Las Meninas de Velázquez.  Buscando donde “hacer lo que vieres”, empezamos a caminar hacia el Paseo del Espolón a orillas del río Arlanzón, y cuyo jardines con formas geométricas  da un aspecto francés a esta área. Este paseo se extiende desde el Teatro principal hasta el Arco de Santa María, una de las antiguas doce puertas de acceso a la ciudad en la Edad Media, que comunica el puente con la plaza del Rey San Fernando, donde se yergue la Catedral. Después de disfrutar de los edificios y callejuelas del casco histórico nos topamos con @DLADEMANDA, un sitio increíble, muy trendy, donde convergen mercado y enogastronomía. Su lema es: “lo pruebas, te gusta y te lo llevas”.  Es decir, puedes comer, beber y hacer mercado, en un solo lugar. ¡Imperdible!

Ya en nuestra cama, hacemos un Corolario de esta Primera Parada:

Descubrimos que la tendencia es obtener la máxima expresión de la uva en sí misma, en contraposición con lo que hasta ahora el mercado exigía: la marcada presencia de madera en vinos tintos.

Vimos como la modernidad y la tradición confluye, con la combinación de técnicas y materiales, para la búsqueda de las exigencias y evolución en los gustos del mercado. Así evidenciamos:

a) el auge del uso de depósitos de hormigón, juntos con acero inoxidable y barricas, incluyendo barricas centroeuropeas, a las ya tradicionales de roble francés y roble americano.

b) Utilización de tapones técnicos o corchos técnicos fabricados en micro aglomerado de corcho por moldeado individual o integral. Bodegas Rauda ha evidenciado un descenso importante en las reclamaciones o devoluciones de botellas vendidas por vinos evolucionados.

c) Y la nueva categoría “en ascenso” de Vinos de Autor… esos vinos personales, de criterios y decisiones del enólogo o equipo de enología de la bodega, ajenas o no a cualquier legislación proporcionada por las denominaciones de origen – pudiendo jugar con todo el abanico de opciones en cuanto a color, aroma y sabor en el vino.

Casi en los brazos de Morfeo, recuerdo unas palabras de Esteban de la Cruz, encontradas en las paredes de Vinos de Rauda:

…“que el vino es un manjar
nadie lo pone en cuestión,
en la bodega o lagar,
en la taberna o el bar,
o en casa de la Asunción”.

Hasta la próxima parada con un Museo de la Cultura del Vino: ¡Salud!

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