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Un país en las rocas

Quien se deje llevar por la fotografía de la portada en la cual aparece un dedo índice sumergido en un vaso de whisky podrá pensar que se trata de un libro banal, pero al abrirlo advertirá que, más allá de la chispa criolla del subtítulo, el tema es la historia de las bebidas alcohólicas que hemos tomado desde la época precolombina. Bien podría decirse que es el país en las rocas.

En Venezuela on the rocks! Del guarapo y la chicha al whisky con agua de coco,  Miro Popic nos brinda el coctel de unas pesquisas que datan, por lo menos, de la década de los ochenta del siglo pasado cuando era asiduo de la Hemeroteca Nacional donde acudía a consultar la prensa antigua del país en compañía de su esposa Yolanda Quintana, quien es la diseñadora del libro. Y como en un buen coctel creado para cautivar el gusto del lector, su autor lo ha remozado y fortalecido con los datos de autoridades en la materia como Rafael Cartay, José Rafael Lovera y José Ángel Rodríguez, entre otros muchos, en una amplia bibliografía que consolida el tono del libro.  A finales del año pasado Venezuela on the rocks! Del guarapo y la chicha al whisky con agua de coco fue merecidamente distinguido con el premio Tenedor de Oro a la Publicación Gastronómica 2018 que otorga la Academia Venezolana de Gastronomía y que tuvo como integrantes del jurado a Ivanova Decán Gambús, Luis Troconis, Héctor Padula, Alberto Veloz y Rubén Rojas.

            Ocho capítulos nos brinda el periodista, escritor y editor Miro Popic, quien ha dibujado muy bien nuestra idiosincrasia desde los albores del siglo XX cuando se hace en Caracas el primer pan de jamón y se le va agarrando el gusto al destilado del cereal. Para muestra un botón o, más bien, un broche de oro: “Los que duden de la importancia del whisky como marcador de las costumbres sociales, fíjense en esto. Dondequiera que vean a un bebedor revolviendo el hielo de su trago con el dedo índice, pueden tener la certeza de que se trata de un venezolano”. Y esto, sin duda, le habrá servido de contraseña a nuestra reciente diáspora en las distintas barras del mundo para reducir un poco la nostalgia y la angustia por este país en las rocas.

Foto: Cortesía

7 datos de Miro

De Venezuela on the rocks! Del guarapo y la chicha al whisky con agua de coco destaco estos hallazgos que disfruté en la lectura del libro.

El vino de Bolívar

“¿Qué bebía el Libertador? Qué más, vino francés, y del bueno. Uno de sus edecanes, el oficial francés Luis Perú de Lacroix, en su obra Diario de Bucarmanga, recuerda un elogio al vino que hizo Bolívar en una cena, donde dijo que `es una de las producciones de la naturaleza, la más útil para el hombre: que tomado con moderación fortifica el estómago y toda la máquina: que es néctar sabroso y que su primera virtud es la de alegrar al hombre, aliviar sus penas y aumentar su valor´.” (124).

Las naranjas del Curacao

Sostiene Miro que la historia oficial define al Curacao como un licor elaborado por maceración en alcohol de las cortezas de una variedad de naranja amarga llamada laraha, originaria de la isla de Curazao. Pero la historia verdadera puede ser más amarga que las naranjas mismas.

En 1634 la isla es ocupada por los holandeses, expertos en destilación y maceración, quienes aprovechan las naranjas sembradas por los españoles, deshidratan sus conchas y producen un licor de triple destilación que bautizaron con el exótico nombre de  Curacao, “licor que por muchos años fue elaborado con naranjas venezolanas y no curazoleñas… Así está documentado a cabalidad. Las naranjas cultivadas en las cercanías  falconianas de la sierra de San Luis, donde incluso hay un poblado bautizado Naranjal, eran llevadas a la vecina Curazao, la mayoría de las veces como contrabando, y de allí salían a Holanda donde eran procesadas y envasadas como licor con el escudo real de los Países Bajos bajo la apelación Curacao de Hollande.” (97).

Un ron seco

“La Real Academia Española de la Lengua aceptó oficialmente en su diccionario de 1817 la palabra ron para designar con ella la bebida alcohólica obtenida por fermentación de la caña de azúcar reconociendo su origen inglés derivada de rum. Los hispanos tardaron casi doscientos años para aceptar la denominación anglosajona de un producto que iniciaron ellos mismos cuando llevaron la caña de azúcar a las Antillas en el segundo viaje de Cristóbal Colón en 1493.” (197).

Amargo de Angostura

El médico prusiano Johan Gottlieb Benjamin Siegert, graduado en Berlín, llegó a Angostura en 1819, procedente de Londres donde fue reclutado por Luis López Méndez, para encargarse de los hospitales de Guayana bajo las órdenes de Bolívar. “Se interesó en las hierbas aromáticas y medicinales de de la zona y en la búsqueda de un remedio contra el mareo inventó, en 1824, lo que hoy se conoce como Amargo de Angostura, una preparación a base de genciana combinada con otras especies vegetales.”

En 1846 Angostura pasó a llamarse Ciudad Bolívar. Luego Siegert  se mudó a la isla de Trinidad y continuó elaborando el amargo que poco a poco se impuso en la coctelería.

“Hoy lo produce Angostura Ltd., en PuertoEspaña, Trinidad, W.I., y sigue manteniendo la etiqueta escrita en cinco idiomas donde se dice que viene de la receta original del doctor Siegert… `Product of Trinidad W.I.  by appointment to Her Majesty Queen Elizabeth Manufactures of Angostura bitters´. No olvidemos que Trinidad formó parte de Venezuela hasta que le fue arrebatada a los españoles por los ingleses en 1802”. (99-101).

El primer hielo

Los caraqueños conocieron las “piedras de agua” en 1825. Eran panelas que venían en barco desde Boston. Pero habría que esperar hasta 1880 para obtener el hielo propio, cuando el empresario Joaquín Barnola incursionó en su elaboración.

¿Qué se bebía en Venezuela a finales del siglo XIX?

Miro Popic se vale del poema Batalla de los licores  (1894) de Rafael Esteves Buroz para llegar a las siguientes conclusiones:

  1. Predominó el consumo de vinos y cervezas.
  2. El licor preferido y de mayor prestigio era el brandy español.
  3. El ron, diferenciado del aguardiente de caña, aparece por primera vez ubicado en el mismo nivel de calidad que los licores importados.
  4. El whisky aún no aparece en el panorama, ni escocés ni bourbon, simplemente no se menciona. (76-80).

Al año siguiente, el periodista norteamericano Richard Harding Davis, a su paso por el país anotó: “En Caracas existe una gran afición por la bebida, aun cuando los licores son excepcionalmente malos… El coñac es la bebida favorita, pero solo se vende el tipo más barato. El ron es barato y tenido en alta estima. El whisky es un lujo muy poco común de encontrar”. (161-162).

El secreto del Ponche Crema

“Es la bebida de las navidades venezolanas, con nombre y apellido, el de una persona que se ganó la Lotería extraordinaria de Madrid y supo interpretar la rural leche de burra transformándola  en el urbano ponche crema. Se llamaba Eliodoro González Poleo, quien en 1891 tenía un negocio en Caracas conocido como Café del Comercio… Don Eliodoro tenía su propia fórmula, registrada el 23 de agosto de 1900, que mantuvo siempre en secreto  hasta su fallecimiento en 1923, secreto que heredaron sus hijos y descendientes que continuaron con el negocio hasta convertirla en una de las cinco bebidas alcohólicas más vendidas en el país… ¿Cuál fue el secreto de su éxito? Promocionar el hecho de que, a diferencia de la leche de burra que se elaboraba con miche andino o aguardiente de caña, estaba hecho con aguardiente francés de la región de Cognac, al menos así lo aseguró siempre.” (107).

 

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