1
Esta bebida de antigua data tiene su lugar en la mesa. Es buen aperitivo, pues su característico amargor despierta el apetito. A esto se suma que es accesible y versátil; además, su grado alcohólico -y contenido calórico, si se compara con los destilados- es moderado.
2
Al proponer armonías la tendencia es que por su amargor (aportado por el lúpulo), por su carbonatación (presencia de gas) y su cuerpo e intensidad, se combinen sabores suaves con cervezas ligeras y sabores fuertes con cervezas más potentes, propone la sommelier Belkis Croquer.
3
A la hora de comer, donde otras bebidas no pueden, la cerveza resulta una razonable opción. A diferencia del vino, por ejemplo, la cerveza sí resiste la acidez del vinagre. Por eso acompaña estupendamente los escabeches y ensaladas aderezadas. Los cebiches y tiraditos también se dejan acompañar por ella.
4
Hay buenas combinaciones entre cervezas con platos picantes o especiados “Es la contraposición perfecta a estas sensaciones intensas”, afirma la sommelier Belkis Croquer. De allí que suela servirse junto con recetas de las cocinas mexicana, libanesa, hindú y marroquí, entre otras. Un contraste tentador se puede apreciar con platos de la cocina oriental. Con el sushi y el sashimi, la salsa de soya y el wasabi dialogan y se entienden bien con la cerveza, argumenta Demei Li, considerado entre los mejores enólogos de China.
5
Para Ronald Gutmann, cocinero del restaurante Selva Negra en la Colonia Tovar, la mostaza sonríe con ganas a la cerveza. “De allí que los alemanes la junten con su variedad de salchichas”.
6
Mar y cerveza tienen puntos de encuentro. Dicen los conocedores que esta bebida refresca el intenso sabor a mar de los mariscos. Los pescados con alto contenido de grasa (atunes, boquerón, sardina, salmón, entre otros) armonizan bien con las ligeras que limpian el paladar. Por el contrario, “el toque amargo de la cerveza puede anular parcialmente el sabor suave de algunos pescados blancos”, se advierte en la guía “Los maridajes de la cerveza”, de Cerveceros de España
7
Si se trata de pescados ahumados, la sugerencia será la de acompañarlos con cervezas tipos ale y pilsen, siempre y cuando tenga marcado amargor. Tanto en bocados con anchoas como en carpaccios aderezados, la cerveza otorga un contrapunto refrescante.
8
La cerveza puede ser cómplice de las carnes dependiendo de su tipo y del modo de preparación. “A la hora de elegir cuál va a convivir con nuestro tenedor, hay que fijarse tanto en el tipo de carne como en la salsa o especias con que la condimentaremos. En sazones fuertes escogeremos cervezas oscuras y de mayor cuerpo”, recomiendan en “Cervezas perfectas: Guía para profesionales”, publicado en el website Cervecear.com.
9
La carne de cerdo de calidad es muy sutil. La cerveza que le acompañe debe estar cónsona con su suavidad; lo ideal en este caso es una cerveza tipo pilsen. La carne de res cocinada a la brasa va bien con las cervezas rubias, ligeras y suaves. No es gratuito que estén presentes en las parrilladas de domingo.
10
Al pollo le gusta mucho la cerveza; de hecho, está con ella en los calderos en varias recetas.
Ahora bien, “no es del todo buena la combinación de la cerveza con el pollo asado”, advierten en la guía “Los maridajes de la cerveza”. En el caso de los estofados, el punto de encuentro depende de los ingredientes: si el curry, la cebolla y la zanahoria tienen acentuada presencia, el desenlace podría ser un divorcio; pero si se trata de un guiso dominado por la salsa de tomate, podría darse –entre plato y cerveza- un delicioso vínculo.
Pingback: Cervezas IPA: tendencia que crece - Adriana Gibbs