El pasado 19 de marzo la importadora Francisco Dorta A Sucesores cumplió 100 años y este aniversario lo celebramos en el Diplomado en Cultura del Vino & Spirits de la Universidad Metropolitana el pasado mes de mayo. Para Fernando Dorta, su familia y el equipo que les acompaña el profesor Alberto Soria preparó un discurso que leímos a dos voces el profesor Arnaldo González y yo. Lo publico en Punto Paladar como homenaje a la perseverancia de esta firma familiar:
“Así como la historia del vino no se puede contar sin empezar por los fenicios, la historia del gusto, el brindis, la tradición, la novedad de los sabores, no se puede contar en Venezuela sin la familia Dorta.
Por cuatro generaciones sucesivas, los Dorta han puesto al alcance de nuestra mano, de nuestra mesa, lo que necesitábamos para celebrar un momento, para rendir homenaje a un episodio personal o de nuestros amigos.
Lo que nos hacía falta para iluminar la mesa, un plato, un bocado; y también para reconfortarnos en la lucha semanal contra la adversidad… en el reposo y la intimidad del ciudadano enfrentado en el siglo XXI a una sociedad de solitarios que sabe que el placer existe, y lo necesitan embotellado.
Este veterano Profesor que se formó en Champagne con Mesié Anders y con Míster Ferber hace 39 años, se graduó en Cava con Dorta y Freixenet 10 años después.
También a Dorta debe el Profesor su incursión por el Tequila, la visita inquisitiva al whisky Jack Daniel’s de Tennessee, el reencuentro con el vodka de agua pura de Finlandia, el deleite memorioso del licor de whisky escocés Dram-bui (Drambuie), y las catas frecuentes con Diwars (Dewars) creados por el Master Blender Tom Aitken.
En las historias aún no contadas del vino figuran sus mercaderes. En Venezuela les llamamos Importadores y Distribuidores, pero los franceses los identificaron en su codificación del negocio, bajo el muy preciso apelativo de Négo-ciant.
Los negociantes son los herederos de la visión de los fenicios. Poco o nada conocidos sino por especialistas, ellos formaron la red que hizo posible la cultura del vino.
En nuestro criterio, el fenómeno del vino planetario hoy, le debe mucho a los negociantes cuya vida desconoce, ignora. Se lo debe porque son ellos quienes acercan la botella al alcance del consumidor.
Los negociantes son pioneros especializados en seleccionar productos y sabores lejanos, y traerlos a nuestra mesa, al bar, al restaurante, al hotel o la posada.
Para hacerlo, tienen que montar redes de cientos, miles puntos de venta en diferentes territorios y regiones.
Los productores los buscan. Se los disputan, porque la vida de sus marcas depende del trabajo de hormiga de los Négociant.
Mirada histórica
En 1919 en una Venezuela rural, Don Francisco Dorta Acevedo abrió su firma personal. Hoy, la tercera generación representada por Fernando Dorta y Francisco Dorta, mantiene vivo el legado.
Las empresas familiares como las de Dorta (como la de amigos comunes como la familia Soto, que dirige Licores Mundiales) son las que un conocedor ama. Porque le ponen pasión al negocio.
Lo cuidan, lo expanden, luchan contra la adversidad, mientras avanzan o aguantan porque tienen una tradición que defender.
Son personas de honor, de esfuerzo, que construyen redes ganándose la confianza de sus clientes lentamente, cultivando su amistad.
¿A quiénes entregaban su vino los Fenicios cuando llegaban a un puerto del Mediterráneo? A los Négociant, que son quienes conocen, cultivan, hacen crecer los mercados.
¿A quiénes entregan sus botellas los nuevos Fenicios que surcan los mares del mundo? A los personajes como la familia Dorta, que en cada país escriben en silencio, en segundo plano, la historia de las marcas.
El año pasado, cuando en un restaurante en Caracas terminábamos una cata, dos jóvenes se aproximaron. “Dice mi papá si podemos hacernos una foto con usted”, me dijeron.
– Con gusto ¿Quiénes son? Pregunté.
– Los Dorta, respondieron. Era la 4ta generación.
Lo que no sabían los muchachos era que esa foto para mí fue tributo. Pero no de ellos sino de nosotros… a quienes tienen 100 años trabajando para que podamos disfrutar las marcas de su portafolio.
Para finalizar, cuando alguno de los catadores en el aula en algún evento o cata observe un torbellino que gira sin parar, repartiendo sonrisas y copas, esa es Isabel Layrisse.
Para el Profesor, Isabel Layrisse es la gran dama de las burbujas en Venezuela.
Junto a ella observarán a un bigote amable, que se mueve como un anfitrión cercano, ése es José Luis Regueiro especialista de Dorta en apagar la sed.
Desde la distancia, saludo a Fernando, José Luis e Isabel.
Su empresa nos hizo entender mejor sus marcas.
Nos ayudó a ampliar el horizonte, a trabajar con más curiosidad, territorios y estilos insuficientemente conocidos.
Esta Novena Cohorte y sus profesores, brindan por sus éxitos”.