El máximo jefe del grupo LVMH, Bernard Arnault, quien aglutina la moda, disfruta el lujo de las experiencias sensoriales, por ello la gastronomía está presente en su millonario universo.
Francia ha sido cuna de grandes personajes de la moda y la gastronomía. Queda confirmado porque allí nació la haute couture y allí la gastronomía continúa sus influencias representando lo refinado y lo excelso.
Permanecer en el top del refinamiento requiere de personas que trabajen en ello y el país presume de ciudadanos que de manera entusiasta han colaborado para poner en primera página la Marca Francia.
Al revisar esa lista de famosos encontramos a uno de ellos. Su nombre es Bernard Arnault, a quien Forbes ubicó en el pináculo de la riqueza este año. En la nueva clasificación, la citada firma le cedió el primer lugar a Elon Musk, quedando Arnault en segundo lugar.
Perfumes y cosméticos, incluidos Guerlain, Acqua di Parma y los derivados de las marcas de moda: Bulgari, Tiffany & Co, Tag Heuer, Fred, Sephora, La Grande Epicerie/Le Bon Marché, Starboard Cruise Services, y los vinos y bebidas espirituosas, principalmente champañas y coñac forman parte de su catálogo de 75 marcas de alta gama.
Su vinculación con la moda es sólida, ya que comanda el imperio LVMH que incluye marcas tan icónicas como Dior, Tifany, Vuitton, Loewe.
El colector del lujo
Arnault es ingeniero civil y su primer cargo como presidente lo ejerció en la compañía de construcción de su familia.
A este señor sereno, quien podría calificarse como todo un caballero, no le falta garra ni ambición. Su amor por el lujo no se sustenta solo en apariencias: es un hombre culto que no entraría en la lista de nuevos ricos, pero sí en la de quienes desean el poder para realizar proyectos. Por ello resulta acertada esta definición sobre él: “Es más sensible que la mayoría de los hombres, esta cualidad puede hacerlo a veces vulnerable, pero también le da cierta delicadeza y facilidad para ponerse en el lugar del otro”. Y esto lo transmite cuando preside algunos de los actos de sus compañías.
Christian Dior fue la primera empresa que estuvo bajo su égida, después de salvarla de una quiebra; luego llegó Louis Vuitton y así fue sumando marcas hasta construir el emporio que todos admiran.
A diferencia de esos ricos, fatuos e impúdicos, que alardean de sus bienes, este francés es discreto, trabajador y meticuloso. Posee un talento musical que lo podría haber ubicado entre los grandes pianistas, quizás de esa estética musical nace su gusto por la moda.

Pasión por el arte
Pero, ¿por qué dejó su talento de pianista clásico de lado? Puede haber sido su ambición de ser y ejercer el poder económico. En lo empresarial encontró una respuesta más segura y de mayor rentabilidad que si emulaba a Rubinstein. El piano quedó para esos momentos íntimos y fue su cultura musical, no su dinero, la que conquistó a su segunda esposa, la pianista Hèlene Mercier, nacida en Montreal y formada en conservatorios de Viena, París y Nueva York.
Si la música llena parte de su vida, el arte es otro capítulo protagónico que le hace merecedor del calificativo de mecenas. No solo posee una estupenda colección, sino que también apoya a creadores.
Este espíritu refinado lo ha llevado a proteger el trabajo artesanal, que ha preservado a través de la moda, y para las bellas artes creó la Fundación Louis Vuitton, ubicada en el parque Bois de Boulogne, dedicada al arte contemporáneo
La cocina como lujo
Uno de los titanes de la gastronomía, Joël Robuchon, sentenciaba: “La gastronomía es el arte de usar la comida para crear felicidad”. Y Bernard Arnault sabe que la felicidad va más allá de la simple satisfacción de necesidades. Se trata también de halagar los egos y las aspiraciones. Arnault conoce que en esa búsqueda del éxtasis los sentidos juegan un rol relevante y el del paladar, unido al de la vista y el olfato, son fabricantes de placer. Pero va más allá de la propuesta en el plato y la copa, al crear espacios hermosos donde cada material y color cuenta. Creo que la neurogastronomía tendría mucho que decir de estos espacios.
El máximo jefe de LVHM crea restaurantes con apellidos archiconocidos como el café Dior des Lices, en Saint-Tropez; el Blue Box Café by Daniel Boulud de Tiffany’s, Nueva York; el parisino hotel Bvlgari y el restaurante Louis Vuitton -el primero de esa Maison-, Le Café V; y Sugalabo Vestarán en Osaka. La incursión de Arnault en el mundo gastronómico estuvo precedida por sus opiniones en torno al buen vivir, al considerar que el futuro del lujo estaría orientado hacia la generación de experiencias sensoriales.
Así, en Francia, ubicó el proyecto gastronómico Louis Vuitton en el lugar que fue refugio de famosos: Saint-Tropez. La tarea de dirigir la cocina se la encargó a Mory Sacko, ganador de una estrella Michelin, y director de MoSuke en París, chef creador de un menú que explora lo vegetal, rodeado de una decoración que hace juego con una atmósfera mediterránea.
La elección de Sacko también hace referencia a esa capacidad de análisis de Arnault, pues además está considerado como un renovador de la gastronomía francesa. En 2023 Sacko abrió Lafayette’s donde prevalecen los sabores locales aderezados con toques japoneses y africanos. Un concepto que va de la mano de la filosofía de Vuitton, abierto a la integración y a un espíritu viajero.
En cuanto a las preferencias gastronómicas del señor Arnault, su discreción, porque no le gusta sobresalir, impide conocer su menú cotidiano; sin embargo, suele conceder sus entrevistas durante un almuerzo en su despacho, con mesa mediterránea. Se comenta que el tartar de salmón está entre sus preferidos.

Hacer referencia a las bebidas que le gustan, sería caer en riesgosas especulaciones, porque conocemos las etiquetas que se amparan bajo el techo de su imperio.
LVMH representa la cuarta parte del negocio de los espumosos. Aunque pocos se sientan atraídos por estos datos cuando sabemos que su fortuna sobrepasa los 180 mil millones de dólares.
LVMH posee 29 marcas de vinos y licores. La facturación total de champán está en el orden de los 1.500 y 2.000 millones de euros para el grupo. Esta producción vinícola no se circunscribe exclusivamente a Francia, ya que están presentes en Nueva Zelanda, Argentina y Australia. A pesar de esto se asegura que Bernard Arnault no es aficionado al vino.
A este francés se le vincula con los grandes premios del fútbol, el tenis y la Fórmula 1 porque los trofeos viajan en los exclusivos baúles diseñados y confeccionados por Louis Vuitton, con el champán preferido por Luis XV, con Bvlgari, creador del perfume Opera Prima, uno de los más caros de la historia; con las casas de moda más amadas y codiciadas por todos, por lo tanto, reúne todas las condiciones para ser un paladar de alta gama.