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Thomas Henry Charles Parker Bowles y su madre Camilla

El hijo de la duquesa que sabe cocinar

Thomas Henry Charles Parker Bowles es muy cercano a la casa real británica pero no lo atrae el brillo de los palacios sino los aromas de la cocina.

El apellido Parker Bowles no es extraño para aquellos que siguen las aventuras y desventuras de la casa real de Gran Bretaña. Hoy nos encontramos en esta sesión con Tom, cuyo padre es Andrew Parker Bowles, el primer esposo de Camilla, en la actualidad cónyuge de Carlos de Gales, futuro rey de Inglaterra.

Tom, el primogénito de la duquesa de Cornwall y de su exesposo Andrew, está alejado de cualquier protocolo real. Cuando se le pregunta acerca de la relación que lleva con los Windsor suele responder que su madre se casó con esa familia, “nosotros no”, al referirse a él y a su hermana Laura. Ambos  se sienten ajenos a todo lo que sucede en Buckingham o en Clarence House, donde reside su madre.

Este hombre de 45 años se encuentra entre los críticos gastronómicos más respetados de Inglaterra. Sus columnas se pueden leer en la revista Night and Day del Daily Mail y Tatler. Su libro Let’s Eat Meat  (Comamos carne), fue un éxito entre los expertos y los aficionados a la buena mesa. Tom ha sido uno de los presentadores del programa Market Kitchen en el canal Good Food del Reino Unido, en Comida y bebida de LBC Radio. Figuró como juez de las series Food Glorious Food de ITV y The Hot Plate. Actualmente mantiene una columna a cuatro manos en el Daily Mail con el experto en vinos Olly Smith que se titula “Comiendo fuera”.

En varias oportunidades Tom ha mencionado a su madre como la responsable de la pasión que él manifiesta por la cocina, por lo que se deduce que Camilla tiene buena sazón, quizás ese haya sido otro de los secretos con los que conquistó a Carlos. En una entrevista, Tom calificó a su madre como cocinera excepcional.

Sus textos gastronómicos se distinguen por ser amenos y detallados. En ellos refleja que no es un mero comentarista sino que es un apasionado y poseedor de buen criterio para emitir juicios sobre lo que come y lo que bebe. Los prejuicios parecieran estar ausentes en su rol de gourmad.  

En su faceta de escritor suma nada menos que ocho libros publicados, varios de ellos en alianza con Fortnum & Mason, tienda que desde 1770 se ha encargado de proveer de sabores a los londinenses, siendo toda una institución. Entre los títulos encargados por el renombrado local figuran The Cook Book,  que contiene recetas contemporáneas que se aderezan con los consejos de expertos, habla  sobre la historia de la mejor cocina británica, donde Parker Bowles refleja su afición por los condumios locales.

Entre sus productos preferidos figuran algunos peces, uno de ellos es la caballa, pero esto no significa que sea un buen pescador, deporte muy popular en Gran Bretaña. Con la especial ironía inglesa se burla de sus cualidades con la caña. Se considera un preciso y esmerado preparador de sus moscas (señuelos) pero se califica como un inútil a la  hora de lanzar el anzuelo para que algunas de esas maravillas que transitan por aquellas aguas frías piquen su original carnada.

Deducimos que siente placer por la nutritiva carne de caballa pues en un artículo cita a Rowley Leigh, uno de los grandes chef británicos, quien coloca a este pez entre las mejores comidas.

Por otra parte, Parker Bowles pertenece a ese grupo de gastrónomos que reconoce que en los platos más sencillos no sólo se encuentran los sabores más especiales, sino que por su sencillez resultan los más complicados. Al citar algunas de esas maravillas menciona la tortilla, sencilla receta que Tom disfruta y cuando comparte la  receta dice que solamente bate bien los huevos y los agrega a la sartén luego de colocar un buen trozo de mantequilla. Si una persona no es capaz de hacer una tortilla decente pues le será muy difícil triunfar en un restaurante, sentencia.

En una entrevista señaló que le encanta el chile. “¡Soy un adicto al chile! Estoy obsesionado con el chile con carne”.

Aunque es un británico de pura cepa reconoce que le fascina la comida de Texas, siendo la carne a la parrilla,  que probó en Houston, otro de los condumios que suele recordar.

Esta estrella de la literatura culinaria tiene en su haber una obra que invita a quedarse en casa para meterse en la cocina y dar rienda suelta a la creatividad en compañía de Let’s Eat, por ejemplo, el libro donde recopila 140 recetas internacionales, incluidas varias de las que preparaba su madre, Camilla.

Al referirse a su ciudad, Londres, opina que en ella se operó un verdadero renacimiento. Hace unos cuantos años en esa capital ya se encontraban comidas de todas partes del mundo, por lo que Parker Bowles considera que este éxito culinario radica en la diversidad.

Al citar a dos grandes chefs de alta cocina británica menciona a  Marco Pierre White y a Heston Blumenthal, pero le da relevancia a los nuevos cocineros que se enfrentan a la cocina con ideas innovadoras sin desdeñar las tradiciones.

Cuando en algunos de sus programas o videos hace referencia a los vinos encontramos que no se regodea en los más caros, lo que no significa que los ignore, sino que le gusta disfrutar de un vino joven, como el  Olivier Pithon Cuvée Lais. Lo describe como un vino color amarillo claro que desarrolla aromas finos y complejos. Con una sensación en boca de amplitud y un final ácido. No deja de lado ese toque amargo que le confiere persistencia y austeridad seductora.

El paladar de Parker Bowles se vincula con la universalidad y es por ello que siempre anda viajando entre los distintos platos. Cuando se encontró con la comida nigeriana sus expuso un paladar sin prejuicios.  Esta experiencia la vivió en los restaurantes Tiwa ’N’ Tiwa, ubicado en Peckham High Street y en el AsoRock, 10 Bradbury Street. Esto fue lo que escribió: “Este es un país (Nigeria)  cuya comida rivaliza con China, India y Francia en profundidad, variedad y técnica”.

No omite los vinos rosados como el Domaine Le Grand Cros Jules Côtes de Provence Rosé 2013, con Denominación de Origen Côtes De Provence cuyo volumen de alcohol es de 13.5º. Pero podemos encontrarlo en una fotografía exhibiendo orgulloso una botella  del Jerez González Byass, Matusalem Dulce Oloroso y no es para menos porque este vino recibió 93 puntos en la clasificación de vinos de Robert Parker. No podemos dejar de imaginarnos a Tom Parker Bowles en una cena donde las proteínas se cargaron de sabores con una buena salsa, en la cual él prefirió para cerrar un pudding de frutas con quesos curados y una copa de Matusalem Dulce Oloroso para disfrutarlo con plenitud, porque estamos hablando de un vino raro, generoso, que inunda el paladar con sus sabores de dátiles y miel.

No es secreto para nadie que Inglaterra también tiene sus viñedos y Paker Bowles considera que la uva Bacchus es una de las mejores variedades autóctonas de Inglaterra para vinos tranquilos.

Londres, aunque en un tiempo pasado tuvo una mala reputación gastronómica, hoy día es un verdadero paraíso porque hay restaurantes de todas partes del mundo. Al respecto el gastrónomo opina que gracias a la inmigración se salvó el acto de comer en esa metrópolis pues debido a la revolución industrial, a la incorporación de la tecnología y a los alimentos procesados se perdió la esencia de la cocina británica. Hoy se ha vuelto a su rescate, subraya; y quienes hayan estado por esos predios pueden dar fe de ello. En este sentido dice: “todas estas cosas se unieron para destruir la cultura alimentaria nativa de Gran Bretaña. Por lo tanto, durante los últimos 30-40 años, la comida británica se consideraba gris y blanda, grasosa, aburrida y en muchos casos hay alguna justificación para eso”.

Entre los restaurantes que visita se encuentra el Daffodil Mulligan, del famoso chef irlandés Richard Corrigan en Old Street. Allí se aprovecha al máximo los ingredientes irlandeses en un menú de bistró moderno, respaldado por un excelente pub en la planta baja. A Tom Parker Bowles le encanta el pollo que allí preparan. Entre los vinos que recomienda con esta comida aparece un chileno, el Bio Pinot Noir Gran Reserva 2018, de Chile y lo describe como sofisticado y rico.

Thomas Henry Charles Parker Bowles representa a esas personalidades que no conocen ataduras. Divertido y enérgico, se ha ubicado en un lugar destacado por su propio ingenio, independiente de su vínculos  con la realeza.

Su familia desde hace mucho tiempo ha sido cercana a la casa real de Gran Bretaña. Además de ser ahijado del príncipe Carlos, su padre formó parte del cortejo que acompañó a Isabel II el día de su coronación, fue el primer novio de la princesa Ana y ahora es uno de los padrinos de Zara Tindall, la hija de Ana.

Por el lado materno tiene vinculaciones con esa pequeña aristocracia británica basada en el éxito de su trabajo, como lo atestigua su abuelo materno dedicado al comercio del vino. Algo que para él tiene mucho significado es haber obtenido el premio Guild of Food Writers, distinción que otorga la organización del mismo nombre fundada en 1984, la cual está integrada por 490 especialistas en materia gastronómica.

Sería interesante saber qué menú le aconsejaría Tom Parker Bowles a la Reina Isabel II de Inglaterra, la suegra de su madre, cuando termine la pandemia y regrese al palacio de Buckingham, teniendo en cuenta que su majestad consume pocos carbohidratos.

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