17 vinos –blancos, rosado y tintos- de la prestigiosa bodega chilena Viña Estampa han llegado a Venezuela de la mano de una importadora zuliana, Inversiones BPR. Los iré presentando progresivamente, antes quiero que conozcan a la nariz femenina que está detrás de estas botellas: la enóloga Johana Pereira.
Colchagua es el nombre de un angosto valle chileno que comienza al pie de los Andes y se extiende en dirección oeste hacia el Océano Pacífico. Dicen que es tierra bendecida para producir uvas tintas. Allí desde hace un poco más de 17 años, Johana Pereira, una enóloga enamorada de este valle, se dedica al oficio de hacer vinos.
Creció en un entorno campestre. Sus abuelos bebían vino ‘pipeño’ (procesado artesanalmente), lo cual despertó, en su niñez, el interés por el vino. “Cuando era pequeña no podía entender por qué el color del tinto era tan rojo, intenso y brillante. No creía que fuera el resultado natural de un proceso, pensaba que tenía algún colorante y siempre tuve esa curiosidad”, declaró a la revista chilena Cosas.
Pereira estudió Agronomía en la Universidad de Concepción y luego optó por la especialización de Enología. Una pasantía en la Viña Bisquertt, fue el comienzo de muchas cosas. En el año 2003 la ascendieron como enóloga jefe en Bisquertt. “No es que me sienta menos femenina, pero a veces me olvido de que soy mujer cuando estoy trabajando, nunca he sentido discriminación por parte de los hombres”, ha dicho.
Se especializó con un diplomado de Tecnología en producción de vinos y otro en Fisiología de la vid. También ha participado en proyectos enológicos en las regiones de Mendoza y California. Además, ha sido jurado de concursos de vinos en Brasil y ha realizado visitas técnicas a la región de Champagne, Francia, y Sonoma, California.
Desde 2013 trabaja en Viña Estampa. Allí se ha unido al equipo enológico para desempeñarse como Gerente de Enología, junto a la asesoría exclusiva del destacado enólogo toscano Attilio Pagli y también del Consultor Agrícola, Stefano Dini. Su labor en Viña Estampa se ha enfocado en conseguir que cada vino exprese la tipicidad de la uva y el origen dado por la ubicación privilegiada de sus viñedos: Palmilla, Paredones y Marchigüe, cada zona con características únicas y especiales. Ella es una convencida de que estos deben mostrar su origen y que la fruta nunca debe perder protagonismo.
Línea Estación: vinos amigos
Cuatro vinos que expresan la tipicidad de la uva. Su relación calidad-precio es otra de sus virtudes. Son los vinos de la línea Estación. Así se presentan:
Estación Sauvignon Blanc: amarillo pajizo, matices verdosos. Afrutado y con rica acidez. Buen aperitivo, copa de tertulia entre amigas con quesos blancos venezolanos o platos con mariscos. Blanco de alegría.
Estación Chardonnay: amarillo claro con tonos limón. Afrutado. Es el blanco para los tequeños y para llevar directamente a la mesa. Hace buena dupla con pastas preparadas con salsas blancas.
Estación Carménére: un Carménére muy Carménére. Expresa la uva, es un tinto fantástico, frutal y con taninos educados. Tinto para la mesa, copas para la parrilla y platos con pimentón.
Estación Cabernet Sauvignon: al igual que el Estación Carménére, este tinto expresa a cepa. Cuerpo medio, agradable. Tinto para la parrilla de domingo o en tertulia con una tabla de embutidos, quesos madurados y buen pan. Es un cabernet sauvignon fácil de beber.
Viña Estampa en palabras de Johana Pereira
-Viña Estampa es una bodega de vinos en la que el arte del ensamblaje (un hacer de herencia francesa) es su columna vertebral, ¿cómo es ese proceso encaminado por ti?
“El ensamblaje es una técnica que se utiliza mucho en la elaboración de vinos, tradicional en Francia, pero usada en el mundo entero. Muchas veces el consumidor no alcanza a percatarse de estar bebiendo un vino de ensamblaje pues los porcentajes mínimos que exige la legislación para que este deba ser declarado en las etiquetas oscila entre el 75 y 85 por ciento; por lo tanto, muchos de los vinos que existen en el mercado pueden tener entre un 25 y 15 por ciento de otra variedad y esto pasa desapercibido. Lo que nosotros buscamos al utilizar esta técnica es resaltar las características de la variedad principal complementando con otras en pequeñas proporciones y además entregar esta información a quien elige nuestros vinos”.
-Varios de los vinos vienen de uvas cultivadas en Marchigüe, ¿qué tiene de especial este terruño en Valle de Colchagua?, ¿y qué significa Colchagua para el vino chileno?
“Marchigüe es una subárea dentro de Colchagua que tiene condiciones muy especiales. Se encuentra en el área de transición entre la parte central del valle y la costa. Nuestro país se caracteriza por tener una geografía particular; es un país muy angosto y largo, por lo tanto, podemos transitar desde la cordillera al mar en pocos kilómetros”.
“Marchigüe se encuentra a una distancia de aproximadamente 35 kilómetros en línea recta, del océano Pacífico. Es una región de mucho viento y normalmente presenta cierta nubosidad en las mañanas que luego se disipa, pero que ayuda a que las temperaturas máximas se mantengan por menos tiempo. Esto ayuda que esta zona permita una madurez más lenta, dependiendo de la ubicación del viñedo”.
“Además, el suelo en esta zona comienza a mostrar mayor contenido de granito y menor proporción de arcilla; lo que hace que el vigor, en general, sea menor. Todas estas condiciones, resultan finalmente en uvas de mayor concentración de color y taninos; características deseables en la elaboración de vinos de guarda”.
-Me cautivaron tus vinos elaborados con la uva Carménère. Se expresan de manera muy franca. Tintos con personalidad. Cuéntame de ellos, me gustaría que me hablaras de la Carménère, ¿cómo la trabajas? Siento que lograste ese equilibrio tan desafiante… el manejo de las pirazinas, el logro de un Carménère que te lleva a la fruta roja y a eso otro que encanta…
“En el Valle de Colchagua se dan condiciones que favorecen el desarrollo del Carménère, el clima permite su correcta madurez y los suelos profundos y de buen drenaje ayudan a que su vigor se mantenga en equilibrio. Esta variedad posee mucho color y taninos que se polimerizan, resultando ser muy suaves. La acidez, es naturalmente menor si se compara con otras variedades tintas; todo esto ayuda a obtener vinos aterciopelados y muy sabrosos. Eso sí, tal como mencionas, posee un contenido importante de pirazinas, que entregan aromas frescos y especiados pero que llevados al extremo pueden recordar ciertas notas vegetales. Personalmente creo que soy afortunada al tener la posibilidad de trabajar con uvas Carménère en Colchagua, pues acá se puede expresar la variedad de manera virtuosa; para mí, la clave está en mantener el equilibrio entre ese carácter especiado que entregan las pirazinas y la madurez de los taninos. Intento conservar el carácter de la variedad y en eso, me ayuda mucho el terroir”.
Sello zuliano: Inversiones BPR
Héctor Rodríguez, Cesar Perozo, Aurelio Picariello y Antonio Beltrán Gugliotta fundaron Inversiones BPR para importar vinos y se han estrenado con Viña Estampa. Los cuatro se conocen desde hace más de 20 años y son entrañables amigos. Tienen una trayectoria impecable de trabajo en el estado Zulia: Perozo es médico cardiólogo muy querido -merecidamente- en el Zulia, Picariello, economista y chef pastelero, es el fundador de Dolcissimo, pastelería que cumplió 20 años en 2021; Rodríguez es administrador y empresario; y Beltrán, arquitecto y empresario.
Coordenadas: @estampawinevenezuela