La bienvenida al Nuevo Año, las fiestas decembrinas y las bodas, entre otros festejos, tienen el momento del brindis en el que se levantan las copas para celebrar y manifestar buenos deseos a los homenajeados. Se acerca el 2019, lo que propicia descorchar vinos para festejar entre afectos.
Un brindis propicia la alegría, así como también buenos augurios personales y colectivos. Este ritual tiene su arte. La escuela francesa Le Cordon Bleu y el autor Ophélie Neiman en el libro “El vino no tiene misterio” dan sugerencias tanto a los anfitriones como a los invitados:
- Al anfitrión de la casa le corresponde proponer el brindis. En una boda, por ejemplo, el padre de la novia generalmente lo suele hacer; si se trata de un festejo laboral, la tarea corresponderá al director o presidente.
- “Si usted va a proponer el brindis, el primer paso es lograr la atención de todos los invitados. Podría hacerlo dando unos golpecitos en su copa con una cuchara, pedir a la gente que guarde silencio o ponerse de pie y pedir amablemente que todo el mundo se calle: puede decirlo tantas veces como sea necesario”, escribe Neiman.
- Cuatro reglas a la hora de hacer un brindis: póngase de pie, sea sincero, sucinto y luego siéntese.
- Esta recomendación es para los invitados: “a menos que se indique lo contrario, hay que ponerse de pie cuando otra persona vaya a proponer un brindis. Nunca beba durante un brindis, hágalo cuando finalice”.
- El hecho de hacer chocar las copas tiene su origen en la Antigua Roma. Si bien sigue siendo una costumbre popular, especialmente en ambientes informales, en ocasiones formales el ruido de los cristales al chocar las copas no es de bien ver (como bien escribe Alberto Soria en “Con los codos en la mesa”). Lo deseable es que el anfitrión levante la copa en honor de la persona por la que se brinda y los invitados lo hagan mirándose a los ojos.
- Si el homenaje va dirigido a usted, no brinde por usted mismo. Lo correcto, en esos casos, sería responder con un elegante “gracias”; la gratitud es una virtud.
- La expresión salud al momento de brindar tiene su razón de ser. Su punto de partida era el deseo de los comensales de resguardarse de posibles intoxicaciones debido a los precarios sistemas de conservación y asepsia de antaño. Se decía que tomando vino antes de la comida la digestión sería mejor, y por tal motivo se deseaban salud al tomar el vino.
En español decimos ¡Salud!, en alemán ¡Prost!, en francés ¡Santé!, en griego ¡Yamas!, en hebreo ¡Lejaim!, en inglés ¡Cheers!, en italiano ¡Salute!, en portugués ¡Saude! y en Escocia (tratándose del whisky), ¡Sláinte!.